LA NUEVA IMAGEN RENIEGA DEL CLÁSICO PAREO RAÍDO
La estrecha frontera que separa la distinción de la ostentación ha provocado algunas críticas en el seno de la Iglesia, pues son muchos quienes creen que la nueva figura traicionará la imagen austera y de sacrificio que identifica tanto a Jesús como al propio catolicismo. El Papa emplaza a los críticos a ser pacientes y a esperar a ver al nuevo Cristo en persona.
«A mí Jesucristo me inspira el mismo respeto con un trapo viejo que con un traje de la alta costura parisina. Porque lo que cuenta es la imagen que cada uno tiene de él en su cabeza y en su corazón. Yo, personalmente, me lo imagino como Jeremy Irons en ‘La Misión’, pero tengo amigas que lo ven como Paul Newman» explica Carmen Lobé, fiel devota que ha acudido a Roma desde Cádiz para presenciar la llegada del nuevo Cristo. A su lado, numerosos fieles comentan la jugada y lucen bolsos y pañuelos de Louis Vuitton «para estar más cerca de Nuestro Salvador».
Aparte de los reparos que despierta el lujo instalado en la representación de Jesús, otro elemento que motiva recelos es la posibilidad de que los puestos de mercadillo y el top manta se llenen de falsos ídolos. «La gente comprará un falso Jesús y al cabo de unos días verá cómo se le deshilacha todo. Podría ocurrir lo mismo con la fe» se queja un espontáneo. «Mi fe siempre será de alta costura» replica Carmen Lobé, que nunca ha cedido «ante imitaciones baratas de Jesús como Bono o Mario Conde».
En Italia, tampoco ha gustado que el Papa haya recurrido a una firma francesa dando así la espalda a la tradición de la moda italiana. «Simplemente, no concebimos a Jesucristo de Dolce&Gabbana. Eso sí sería pervertirlo todo», ha declarado un portavoz de la Santa Sede que ha insistido en que «antes de ejercer críticas desde el desconocimiento, recomendamos aguardar a que el nuevo Jesucristo se instale en el Vaticano y pueda ser admirado por todos los fieles».