Los hechos habrían ocurrido durante el siglo I a.C., en la ciudad de Nazaret. Por aquel entonces, María se encontraba llenando un cántaro de agua en la fuente cuando Dios, que venía observándola secretamente como un pervertido desde hace tiempo, envió a un amigo suyo, un tal Ángel Gabriel, para comprobar que la mujer se encontraba sola y desprotegida. El emisario se personó ante María y le anunció: «Alégrate, llena eres de gracia. ¡El Señor está contigo!» momento que Dios habría aprovechado para dejarla embarazada sin su consentimiento.

«No hubo consentimiento en la concepción del niño. Por tanto, estamos ante una violación», asegura la acusación.

Dios lo tendrá complicado para convencer al jurado de su inocencia. Todas las apruebas de la agresión sexual cometida contra María apuntan hacia él. Además, la acusación cuenta la declaración escrita de varios testimonios, como San Lucas y San Mateo.

«Solo Dios puede juzgarme», ha afirmado Dios.

El caso de Dios y María marcaría el inicio de lo que se conoce como cultura de la violación, ya que se trata de una agresión sexual que no solo no ha sido condenada por los amigos de Dios, los católicos, sino que por el contrario, se recuerda cada año y se celebra. Además, el foco del suceso se sitúa siempre sobre la figura de María, jamás sobre Dios, en un claro caso de blame victim.

De confirmarse su culpabilidad, Dios no solo podría ir al cárcel sino también al Infierno.